El reflujo a menudo está influenciado por factores específicos que desencadenan los síntomas, como los alimentos picantes o grasosos que todos sabemos que pueden provocarlo. Sin embargo, también existen otros desencadenantes que pueden ser más sutiles y difíciles de reconocer.

Aprender a identificarlos y controlarlos, es clave para reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida, por ejemplo:

Estrés:

Aunque no es la causa directa del reflujo, puede empeorar los síntomas. En situaciones de estrés, el cuerpo produce más ácido estomacal, lo que puede agravar el reflujo. Si notas que los síntomas empeoran durante períodos de tensión, puede ser un signo de que el estrés es un desencadenante.

Medicamentos

Algunos medicamentos pueden irritar el revestimiento del esófago, empeorando el reflujo y contrario a lo que crees, algunos antiácidos con magnesio pueden contribuir al reflujo, por eso lo mejor es elegir un producto especializado, como Esoxx-One, para aliviar los síntomas.

La postura

Sí, la forma en que te sientas o te acuestas puede influir en el reflujo. Acostarse inmediatamente después de comer o sentarse encorvado puede aumentar la presión sobre el estómago, facilitando que los ácidos suban al esófago. Cambiar a una postura más erguida o elevar la cabeza durante el sueño puede marcar la diferencia.

Hormonas

En las mujeres, los cambios hormonales relacionados con el ciclo menstrual pueden hacer que el reflujo sea más frecuente. Si los síntomas empeoran en estos períodos, este podría ser un desencadenante, identifícalos.

Y si ya sabes qué es lo que te está causando los síntomas del reflujo, alívialos con el que sabe:

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Crea una barrera que recubre tu esófago para protegerlo de los ácidos estomacales y repara las heridas que el ácido pudo causar, al mismo tiempo.

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